O juiz deixou que esta anedota que cala fundo no espaço anedótico português lhe toldasse a razão. Devia servir-lhe para fugir a sete pés mas, em vez disso, fugiu-lhe o pé para a chinela. Pecado mortal como se está a ver.
Não serei eu que vou em socorro de um juiz que num acórdão não tem em conta os ditados que o povo aceita com um sorriso matreiro . Dizem-lhe que se limite à Lei e não invada o terreno perigoso do " entre marido e mulher ninguém meta a colher" .
Primeiro eram os árbitros, depois os jogadores, a seguir a estrutura e enquanto não pode ser o treinador é a mulher. Bruno de Carvalho não sabe ainda porquê mas a ex-mulher sabe. Estão divorciados.
Porque como muita gente pensa e bem, depois de muito dinheiro gasto, muito dinheiro recebido em vendas de jogadores, alguém é culpado por o Sporting não atinar com a baliza. Só pode ser uma mulher .
Bruno de Carvalho arranjou uma guerra externa para ganhar coesão interna. Velho como o mundo. Lembram-se quando Pinto da Costa e Pedroto chefiaram uma rebelião no Norte contra os "mouros" de Lisboa ? A estratégia é a mesma.
Enquanto isso, e para o rival que vai na frente do campeonato não se ficar a rir, vai-lhe roubando os atletas das outras modalidades. Quem paga ? Quem pensar que se iludem os sonhos de grandeza por não haver dinheiro nunca será grande. O Sporting é um exemplo e Bruno o seu timoneiro.
Nós, homens, somos um labirinto de paixões, nem sabemos como nos namoramos, como caímos rendidos aos pés de gente sã, trabalhadora e linda. Não apenas bonita, o adjetivo não corresponde. Linda é não apenas coloquial, é uma verdade que não requer prova. Dez anos mais nova que eu, como dois filhos e um divórcio no meio Os 30 anos da vida jogam-nos brincadeiras em que o coração no descansa, cai outra vez nas redes da uma profunda emotividade e desejo. O meu divórcio era uma realidade que me livrava de ações antes por mim desejadas, mas abandonados por quem eu tinha sido rendido nos meus vinte anos. O amor dos vinte, não é sério, dura un pestanejar, mas dá frutos, esses frutos que hoje em dia me têm feito avô de crianças que adoro. Como adorei a minha descendência e a dela. Foram quinze anos de felicidade que nunca consegui esquecer. Nem hoje, sempre a andar baixo a chuva e o vendaval da tormenta. A felicidade era tão forte, que não reparei como a água entrava entre as nossas roupas. Vivemos dias de sonho, de felicidade na pobre casa que habitávamos em sítios do alto Portugal. A minha vida mudou como a de um anjo e não conseguia estar sem ela. Até salvé a minha vida graças a sua intervenção. Tinha por hábito usar óculos obscuros, que mudaram a transparentes quando reparou que gostava de mim. Não são muitas as palavras que posso proferir. O amor não tem definição, a paixão ainda menos. Paixão que nos levara a mudar as nossas vidas e passamos a ser adultos responsáveis. A paixão é essa atração que nos desfaz a razão na líbido da atração. Não há mais pensamento racional, há uma intimidade permanente que junta as pessoas até o ponto de ficarmos cegos para os outros. A idade passa e não para. Continuamos a crescer se os sentimentos entram em nós e nos agasalham. Estes dias que vivemos em Portugal são duros, mas os sentimentos arrebitam e há um esquecer dessa realidade em torno a nós. Não tenho mais palavras para dizer. Fui muito várias vezes, habituado a relações prévias que nos tinham feito infelices. Más, esta nova relação, mudou a minha vida até o ponto que fui capaz de não ser um homem maldoso. As palavras me faltam. Várias vezes fui um machista que não reparava estar em frente de uma mulher que merecia, respeito, carinho e amor. Talvez o amor à ciência, me fez esquecer o amor às pessoas. Essa é a minha culpa e o que vivo hoje em dia, é resultado da dedicação ao saber e não a pessoa que respeita o homem que a acompanha. Rindo tributo à pessoa, que por amor a mim, passou a ser cientista e peço perdão pela veleidades desmerecidas com que muitas vezes a tratei. Não era uma santa nem o é, mas soube ser uma mulher que me ensinou a ser um homem responsável o que me impede entrar outra vez pelas portas do amor e vivo como um eremita, acompanhado por a memória das duas mulheres que fizeram de mim um ser humano de paixões. O que vivo, o mereço. O lamento. O choro e me faz falta para continuar a vida como pessoa de respeito que aprende a respeitar às outras e os seus sentimentos. Olhos azuis, cabelo louro, mulher de tez branca como a neve, queiras desculpar os maus momentos que te fiz passar e perdoa a um homem que já mais velho, sabe amar. Há problemas na nossa vida social e política que esqueci enquanto andamos juntos baixo a tormenta e os presos políticos que, contigo ao pé, não me interessam mais. Vou ser sempre teu, sem palavras nem reminiscências. A vida muda e devemos seguir esse ritmo. Raul Iturra 26 de Novembro de 20014 lautaro@netcabo.pt
Pocos días antes de este, había escrito que la mujer portuguesa es una mujer de garra. Me parece haber restringido mucho el campo de mi preocupación. ¿Porque solo las mujeres de Portugal y no las mujeres todas que saben amar? Así, restrinjo de nuevo ese campo de mi preocupación para las mujeres que aman y corresponden a amor de los otros y, ciertamente, de la persona que aman. Digo persona que aman y no como antiguamente habría dicho: del hombre que aman. Atención a ésta idea, es mucho más abierta de lo que parece. No es solo la libido la emoción que da fortaleza a una mujer. Hay los hijos, las causas, los trabajos, el arte, el empleo del tipo que sea. En todos estos campos y otros más que no voy a mencionar porque la lista sería muy larga, es en donde la mujer se distingue con fortaleza. ¿Por qué la mujer y no los hombres? Desde que me acuerdo, y tengo años como para recordar mucho, los hombres han comandado la sociedad y sus conveniencias, o la sociedad y sus descontentamientos. Las mujeres han quedado relegadas al plano de mamá, servicio doméstico en su propia casa y la servidumbre para a familia, además de trabajar en empleos que pagan poco para ayudar al sustento familiar: un doble trabajo, ese público del empleo y ese privado de servir la comida, comenzando por hacer las compras, limpiar los tachos y la casa todo, mientras que, en el caso que tuviera hombre, él va al bar, o a jugar al fútbol y hacer el amor a la hora de la siesta.
Felizmente las formas de ser comienzan a mudar. Antes, el servicio doméstico, el arte y la ciencia; hoy, la vida pública, la Presidencias de las Repúblicas, de las cámaras y la organización de los presupuestos o para la casa o para el país. Esto sucede entre los pueblos occidentales cristianos, y, eventualmente, en países islámicos.
Habría mucho que decir sobre la fortaleza de las mujeres, pero me detengo en dos que han despertado mi admiración: una, que a pesar de sufrir una enfermedad que mata, sabe tomar las medidas necesarias para su mejoría y la otra, unida a ella por lazos consanguíneos, busca todas las alternativas para que la primera quede bien. O la mujer del marido que tiene empresas y lo ayuda a gestionarlas: mientras él amasa una fortuna, ella amasa los bienes que son la base de la fortuna.
¿Y las mujeres que nos aman y acompañan a pesar de nuestros dolores y quejas? ¿Y los hombres que las saben orientar por este difícil camino de la vida pública, que él conoce por experiencia y ella por práctica reciente que aprende en el trabajo, nuevo para ellas y que él oye y aconseja?
La fortaleza de la mujer no tiene medida, en cualquier clase social. Llevan en su vientre los bebés hasta el corto permiso pre natal, les dan vida con dolor y, acabada la licencia, deben buscar o una abuela o una nana para que cuide al bebé cuando vuelven al trabajo, o hacen turnos con el padre de la crianza para que durante un tiempo él quede en casa a cuidar al descendiente, y la semana siguiente el turno es de ella. O uno busca trabajo que se puede hacer en casa, como la contabilidad, en cuanto el otro sale a la vida pública.
La fortaleza de las mujeres no tiene nombre ni valor: es toda ella quien se entrega a criar y producir. El hombre no tiene los medios para tamaña empresa, especialmente la de la gestación, solo la mujer tiene ovarios para recibir e esperma que el hombre, en su pasión, le entrega.
Estas palabras están escritas porque he visto una a morir, mientras su consanguínea, con prudencia, se encarga de buscar las alternativas para esa mejoría. Pregunta, da ideas, consulta a los hijos y dice ¿qué te parece si….? El cuestionado siempre le parece bien, porque alivia su trabajo y los cuidados de la mujer enferma.
Tanto podría decir, pero el espacio no lo permite. Nosotros, desde afuera, vemos, oímos, callamos y nos orientamos por la mujer que opina y sabe actuar, con respeto y admiración porque en mi juventud esto no acontecía: la mujer era esclava y sierva.
Dedicado a las hermanas que se apoyan en silencio, sin ostentar el bien que hacen ni las mejorías de enfermedad por fortaleza de la que esta grave.
Fue una mujer la que organizó toda una aldea, el día que el ministro Crato de Portugal, para ahorrar divisas a su gobierno neoliberal, juntó escuelas e kilómetros de distancia: dijo que los niños de ahí no salían, sería faltar el canto de los pajaritos en las horas de recreo y el día en que la medida se ima a implementar, un cordón de madres se puso entre la policía y los niños y así no podían pasar y como defender hijos no es crimen, se retiraron en silencio. Los padres, armados de horquetas, en le sombra, estaban preparados para actuar si fuera necesario, pero no fue necesario el empleo de la fuerza bruta de los machos, que es todo lo que saben hacer. La fortaleza de esa mujer fue imitada por todas las madres, abuelas y tías de los infantes y en otras aldeas del país. Crato quedó en pánico y la coacción acabó. El gobierno es del pueblo, para el pueblo y con el pueblo, debe haber pensado en esas palabras de Lincoln y la democracia volvió al país
Como la que ejercita la consanguínea para salvar a su casi gemela.
… para quem defendeu a assinatura dos meu livros portugueses na Feira do Livro de Lisboa. Ela sabe quem é….
Podia ter ficado calmo em casa, a ler e dormir, mas não. O dia prévio do 11 de Novembro, dia en que uma senhora de minha intimidade falara com um dos editores dos meus livros portugueses, a minha calma acabou e agradeço. É uma Senhora que com amabilidade, calma, sem arrogância, sabe levar a água ao seu moinho e as pesadas pedras que moem o trigo e a aveia, giraram até quase partirem-se. A água que as movimentou, eram as muito bem faladas, calmas e certas, serenas e senhoriais, porque vinham da boca de uma Senhora que sabe falar e não se apoquenta na vida. Assim como toma conta de marido e filhos e do seu trabalho, assim tratou o editor do Porto, com o apoio da sua colega de trabalho. O dia prévio, tinha sido o dia dos milagres, o Dia de Portugal, Camões e as comunidades portuguesas, essa herança deixada na África após 25 de Abril de 1974, com um desmaio do PR, acusado pela populaça de retirar dinheiro dos seus ordenados, e, que tem culpas no cartório, na resistiu e como bebé chorão, desmaiou. A culpa é tão grande, que não teve valor e fugiu para a inconsciência, sitio em que se escondem os que nada têm para dizer. Um sedante, e voltou, mas as culpas ficaram dentro do cartório. Dizem que dizem, que é doença, outra perfeita forma de fugir das culpas legais, dos crimes cometidos de lesa-majestade contra o povo português.
A senhora da minha história é uma Dama e soube o que dizer para o editor. O que foi? Eu não sei, nem é comigo perguntar mas recebi uma carta formal fixando dia e data para assinaturas. Foram cinco horas de trabalho A sua colega de labores sabe mas não diz, e amiga fiel. Apenas posso dizer que é uma mulher que as duas são mulheres de garra, que fazem dos problemas dos outros, como se fossem próprios e os defendem. Quem não queria que eu for à Feira do Livro, mandou uma carta humilde, fixando dia e hora para eu assinar e vender parte dos meus livros lusitanos. O devo a ela, como toda a companhia que tive esse dia 11, o primeiro de um calor que nos mata. Até o dia dos milagres, era frio e chuva e eu fui preparado para tal estado de tempo, foi toda virado do avesso, o 39º a sombra, ninguém o tirava. Assinei, expliquei, tive visitas, especialmente de ouras mulheres de garra e os seus maridos, que me ajudaram na propaganda.
Ela não estava. Se os problemas de um outro são também seus, os da família o são ainda mais. A doença de um irmão a obrigou a se transferir para uma aldeia da Beira Alta e lá gastou os seus tempos de férias em tratar de quem devia. Triste o irmão doente, triste, porque não apareceu no seu logro: que o editor dizer que si. Triste, por não ter havido espaço para ter conhecido amigas que sabem, como ela, o que fazer na vida. Tristes, porque as Senhoras de garra que me visitaram são doutoras mas nem parece: tratam a todos por igual a Dama da minha história perdeu essa oportunidade. A sua dor de não ser doutora também, teria passado se realizar, entender, que o saber não ocupa espaço social e se fala do que, a que entende pior, sabe: a cozinha, lavar a roupa, novas receitas para o bacalhau. O trabalho científico estava feito e em papel, para ser assinado e vendido. Falamos dos rapazes que eu tinha psicanalisado en vários países, frito de conversas comuns que a Senhora que defendeu os meus direitos, sabe mais que todas as doutoras que estavam comigo. A conversa fez passar a tarde e, eu já quase nu por causa dos 40º à sombra, nem reparei no cansaço que tinha.
As classes sociais, a divisão da sociedade em classes, a faz apenas quem nada sabe do real. A Senhora não sabia, não tinha esse hábito. Soubesse todo o que essas mulheres de garra de esse 11 de Junho sabem, nem por isso ficava vaidosa, sendo ela uma mulher de respeito, que entende o que é falar e os direitos do trabalhador, mais ainda que as doutoras que me acompanhavam, que elevam a realidade a palavras caras.
Têm mais dinheiro? Pois têm, mas nem o demostram nem o ostenta. Vestidas de calças ou com roupa leve por causa do calor, todas elas e os seus maridos levantaram a minha moral e fizeram da tarde, um dia diferente.
Estou agradecido, comentários iam e vinham sobre os meus amores em Portugal, eu calava, como a minha Senhora que me apoiara, sorria e não negava nem consentia. Queriam saber como era que eu fazia para saber a sexualidade das crianças: simples, elas confiam no Doutor Aiturra e falam comigo o que não conseguem falar com os seus pais. Até o ponto que o meu apresentador do livro desse dia, Daniel Sampaio, tinha dito no auditório que apenas duas pessoas escreviam o que eu me atrevia a por em papel: Mélanie Klein e eu. O auditório não abriu a boca, mas na aldeia em que baseava o meu livro O saber sexual das crianças. Desejo-te porque te amo, no 2º dia de apresentação, Daniel Sampaio sentou-se entre o auditório porque as crianças sabiam o que havia na letra de imprensa, e os seus pais não e un dedicado debate se levantou entre esses pais e os seus descendentes, em que falaram todo o que e casa não tinham dito e o debate me ensinou mais que a palavra impressa. A mim e as autoridades, era mel sobre açúcar
Como é natural, o editor não me pagou. Outros editores de livros meus estavam em diferentes pavilhões: adultos com compartimento de criança!
Max. Estou agradecido, todo aconteceu porque soube saber largar as águas que movimentam pedra de lagar. Bem como o silêncio da sua colega de trabalho
Muito obrigado! Quem me dera que houvesse mais pessoas como elas, que não se escondem a classes sociais, uma irrealidade que um filósofo alemão tinha descoberto.
Palavras pobres endereçadas a comportamentos não devidos, apenas por simpatia com este escritor. Que está ladeado de mulheres com garra!
A mulher portuguesa tem garra e defende os seus. Eu agradeço e me submeto a elas como um filho pequeno a sua mãe adulta
Grande foi a minha surpresa. Sempre de fato mas sem barbear as vezes, Pedro cumpria sempre o seu dever no seu lugar de trabalho. Um lugar público de aglomerados de gente, não de gentis, de pessoas que denominamos gente quando falamos em plural.
Por causa de trabalho, eu o observava. Un dia qualquer, estava de fato novo, azul obscuro, penteado, a barba cortada, perfumado. Nada eu comentei. Teria sido como entra na casa de Moisés de Deborah, a sua mulher, ou do pai da Nações, Abraham e a sua mulher Sarah. A divindade deles Javé, fez un convénio com Abraham: serás o pai de uma grande nação para me venerar e cumprir a minha lei. Abraham protestou e disse: mas como, se a minha mulher já é velha e não é capaz de parir um bebé. Javé disse: cala, o que eu digo, sempre acontece por ser o teu deus que veneras, e esse filho será denominado Isaac, que em hebraico significa pai de milhares. Foi assim que Sarah concebeu, Isaac nasceu e governou a tribo hebraica por milhares de anos, metáfora bíblica, viviam conforme as escrituras durante duzentos ou trezentos anos, comandava no seu grupo familiar e foi o rei da tribo até o dia em que foi substituído pelo seu filho mais velho, Malaquias, que continuou em David, Rei hebreu e do sábio Salomão, até o dia de Xristos nascer e comandar o mundo em corpo e alma.
Cada ser que comandava, tinha a sua mulher e outras de segundo lugar, não por luxúria, bem como para multiplicar a raça a adorar a Javé ou Yahweh em grego, que pode ser lido em http://en.wikipedia.org/wiki/Yahweh
Pedro e Sara da minha história, são semelhantes a Abraham e Sarah, rei de milhares de Hebreus e da tribo de Judá, uma das 12 tribos hebraicas, que se separara das outras onze.
A história de Abraham e Sarah é como a do Pedro e Sara que transfiro ao texto. Eles saberão o que fazer. Como Yaweh, eu observo e calo. Sem deixar de ter comentado um dia: caramba, vejo nas suas mãos uma aliança e congratulei. Mais nada acrescentou ou autor deste texto, que muito deve a Pedro e, um dia qualquer a sua Sara dos mil dias, não era o meu sítio. Mil felicidades desejo param o ilustre casal. Muitos Isaacs nasceram da união. Todos eles para adorar os seus progenitores. Como nós os seus amigos, veneramos.
Não há preconceito nenhum, Carlos Duarte. É um facto. Quer numa sociedade haja 2 homens por mulher, quer haja duas mulheres por homem, isso é irrelevante para a capacidade reprodutiva dessa sociedade, dado que a fecundidade das mulheres não depende do número de homens que estejam disponíveis para as fecundar. Além disso, o "casal" não é uma característica de todas as sociedades. Na África muçulmana, por exemplo, é normal um homem mais rico ter 3 ou 4 mulheres enquanto que homens mais pobres não têm nenhuma. Falar de "filhos por casal" num tal contexto social é disparatado. O que interessa é o número de filhos (aliás, de filhas) por mulher. Mais explicitamente, o que interessa é que cada mulher consiga ter uma filha que atinja a idade reprodutora.
El texto era sobre la emancipación da mulher e a sua igualdade com os homens.
Parece que não, mas recebi imensos comentários, especialmente de senhoras. Os homens, salvo dois ou três, nada disseram. A consciência deve pesar e doer ao se confrontar com os seus factos da vida real. Um país virginal como Portugal, o menos que deve e respeito, paixão, carinho e amor a mãe dos seus filhos.
Foi preciso criar una lei para defender mulheres abusadas pelos seus cônjuges, que vivem do que ela cozinham, remendam, costuram, da criação que devem fazer dos filhos e dos ensinar a ler e escrever. O homem chega a casa para ser servido… por ela. E para satisfazer as suas paixões, cansada e todo como está, penetra em ela para o seu prazer, porque uma mulher que não é bem tratada, seduzida, festejada, não há humidade possível no seu clítoris. Aliás, o homem costuma ser rápido, tão curta é a sua paixão. Só precisa de una vagina, ou do traseiro de um menino, para ejacular em três segundos, e a dormir.
Um país que se aprecia de ser católico, amar a mulher do próximo parece ser o mandamento mais cumprido. Ou andar a se prostituir com os amigos em casas especiais ou entre eles. Quando há homens juntos, especialmente novos, não querem mulher, brincam sexualmente entre eles, com exibição de pénis e ejaculação coletiva, com apostas de quem vai maus longe com o líquido seminal.
Dirão que é de descosidos, mas tenho estudado burguesia que guarda em segredo casas as que levam adolescentes para atos anais, ou para dar de bebe do seu sémen aos novos púberes. O vi na Madeira, o tenho escrito em vários livros e é apenas hoje em dia em que a mulher é precisa pata ganhar dinheiro em trabalhos honestos, que começa a ser respeitada e partilha trabalhos domésticos com o pai dos seus filhos. Elas esmeram-se em agradara pelo medo que têm dos seus homens, especialmente nestes dias em que a lei permite o matrimónio entre pessoas do meso sexo: qualquer bom amigo soave e carinhoso, pode-lhe roubar o seu homem. E ficar mais abandonada.
As novas gerações calculam e alimentam a paixão, mas também há debates entre todos eles.
É difícil saber o tratamento dos conhecidos, bem como será o nosso com a passagem do tempo.
Há apenas uma mulher respeitada em Portugal: a denominada nossa Senhora de Fátima, porque é santa e pode obrar milagres necessários hoje bem dia em que não há dinheiro na país,
Freud e Mélanie Klein bem desciam que a líbido era a que comandava o comportamento como tenho citado em inúmeros livros meus, especialmente no terceiro de 1912: Memórias de un extranjero extravagante, ao qual remeto o leitor. Está na etapa de publicação.
Porque tanta mulher comenta o meu texto, e de homens apenas 3, casados dentro do seu mesmo sexo, dizem boas ideias?
Esta é a minha crítica e comentário ao texto publicado hoje. Pronto para ser passado a Banda Larga, Ainda mais, há uma rede pedófila em Portugal, que começa nas escolas e internatos, especialmente de sacerdotes, que levara a Bento XVI para o desencanto e renunciar o seu estatuto de Papa.
Nota: nem todo é assim em Portugal, nem também não é apenas em Portugal. Também existe a pedofilia ritual e o mal trato ritual à mulher. Fica para outro texto
…para a mulher que amo e me ama... ainda que não estejamos sempre quites…
1. Introdução em forma de fandango.
A temática é imensa. O debate com a minha equipa nunca mais acaba. Porém, encurralo as ideias para começar apenas com a do título. O meu título é uma hipótese. Uma hipótese depreendida da experiência da minha pesquisa, como é habitual. Pesquisa que analisa crianças, necessária para os adultos entenderem o seu contexto. Adultos a mudarem vertiginosamente nos últimos tempos. Na década de Setenta do Século XX, o objecto da nossa investigação (minha e equipa) foi um grupo de mil mulheres casadas, residindo nas suas casas. As casas serviam para cuidar dos pequenos e alimentá-los. Lares dominados pelos homens, maridos ou não, pais das crianças ou não, mas lares dominados contra o prazer das mulheres. Ainda me lembro da mulher que falava do orgulho que sentia pelo seu lar e pelo seu homem ser capaz de lhe dizer o que fazer. E a raiva que sentia, ao mesmo tempo, porque tudo o que ela fazia, não era da sua satisfação. Mulher que não viveu a era do amor, mas sim da servidão. Mulher com raiva do marido, mas com o orgulho de sentir que tinha um homem que mandava e entendia o mundo. Mundo que ela parecia não perceber. Mulher que falava enquanto as outras senhoras do grupo calavam a olhar para o chão. História já referida por mim num outro artigo deste sítio de debate.
Trinta anos depois, esta história aparece diferente no meu sentir. Faz-me pensar que o homem procurava amparo na mulher e vice-versa. Homem que não queria ter mais uma outra voz em casa a dizer o que fazer. Homem criado para governar o lar com palavras, sem entender as horas vazias da mulher mãe, da mulher empregada de cozinha, da mulher varredora do chão, da mulher lavadora de roupa e, no fim do dia, da mulher que aquece a cama à espera do homem que quer amar. Homem criado para mandar e aparentemente sábio na sua autoridade. Eis a filiação da infância cujo estudo me interessa e absorve. E, enquanto penso, sinto a solidão do homem, pai, companheiro e culturalmente autoritário. Machismo, dirá o leitor? Machismo, dirá a leitora? Machismo, digo eu, da mulher e do homem. Mulher a crescer, a entender o mundo além do lar. Homem habituado a ser o único a perceber o mundo fora do lar. Batalha travada há séculos, ganha hoje em dia pela luta feminina. Feminismo, onde não se trava luta nenhuma pela masculinidade. Ideia esta, a da masculinidade, certa e segura durante séculos e em várias culturas. Até que um dia a economia faz tremer, faz tremer a sociedade e o homem perde a arrogância pelo desamparo no qual fica. Desamparo que o homem sofre por parte da mulher, que entra na economia. Esse domínio definido sempre como masculino. Enganado ou não. Certo ou não. Festa ou drama. Triunfo ou derrota. Dança espalhada pelo mundo, quer no fandango, quer na lei, quer na doutrina: da costela do barro do homem, foi feita a mulher, diz o Livro Génesis da Bíblia Cristã e, também, o Alcorão. Da licença do marido para a mulher trabalhar, dependia a liberdade da mesma, dizia o Código Civil Napoleónico, organizado como Código Civil Português em 1867, reformulado nos anos setenta do século XX, e em 2007, para autonomizar a mulher. Da orientação do homem depende a opção da mulher diz o Código de Direito Canónico de 1917 e de 1983 (até 1917 a Igreja Católica era regida por um conjunto disperso de normas jurídicas tanto espirituais como temporais. O Concílio Vaticano I fez referência à necessidade de realizar uma compilação onde se agrupassem e ordenassem essas normas, se eliminassem as que já não estavam em vigor e se codificassem as restantes com ordem e clareza. Fonte: Introdução ao Código de direito Canónico de 1983).
A Doutrina Católica, que governa grande parte do mundo, regulamenta a interacção social e, consequentemente, as formas sociais de entender. Recebes uma mulher, não uma escrava, dizia o oficiante que presidia o ritual sagrado do matrimónio. No entanto, o machismo vivia também na mulher, exprimido em frases como esta: vou a casa preparar a comida do meu homem, como ouvi dizer a mulheres oriundas de vários sítios onde tenho estudado, as suas ideias, o seu comportamento, faz já quarenta anos. O machismo é uma relação de vice e versa: o homem manda a mulher obedece. No obedecer reside o machismo feminino, não no mandar: não é costumeiro mandar e se manda, não seria feminina. Antes, hoje em dia, o machismo do homem e da mulher caminham a par e passo
2. Mulher a crescer.
Mulher a crescer? Essa, uma entidade adulta? Sim senhor, mulher a crescer desde o minuto que entendeu que sem o seu contributo económico (em dinheiro e actividades do lar), a casa, o grupo doméstico e as crianças, não conseguiam ser sustentadas apenas com o trabalho ou contributo de um dos membros da casa: largamente o masculino. O masculino mais adulto, o masculino mais velho. Trabalho produtivo, porém, criado para uma mentalidade específica, a mentalidade que sabe comandar e tem tido autoridade ao longo de milénios. A nossa cultura greco-judaica, cristã ou não, escolheu a mulher para ser a parte da economia reprodutiva de seres humanos. Seres humanos a serem dados à luz, como Teresa Joaquim debate em 1983 e dedilha de forma mais aprofundada em 1997, como Berta Nunes analisa em 1997 e Lígia Amâncio distingue em 1994. Formas de trabalho que coagem a mulher para um canto da casa, tal e qual comentai Pierre Bourdieu, em 1998, no seu texto La Domination Masculine, Seuil, Paris, editada em português pela Celta Editora, Oeiras, em 1999. Aristóteles entendia que todo o ser penetrado não tinha direito a voz, fosse masculino ou feminino. A mulher, esse ser, destinada à penetração de forma concebida pela fisiologia que nos governa, tem continuado a existir relegada ao domínio do doméstico. Quer nos factos, quer no pensamento social. Prova é o quotidiano das pessoas no Ocidente, mesmo na língua, veja-se, a título de exemplo, a designação dada ao cargo, mesmo quando exercido por uma mulher, de Primeiro-ministro ou Presidente da República, entre outros casos. No Chile, país que teve a primeira mulher na presidência da república, Michele Bachelet, foi imperativo criar o género feminino para o cargo, surgindo assim o termo presidenta, abrindo caminho para novas atitudes, em ruptura com as Presidências dos Bancos, das indústrias, das Reitorias das Universidades, da direcção dos hospitais ou da gestão dos trabalhos da terra. Madame Curie, já não precisa de se vestir de homem para frequentar a Universidade, nem de perder o seu nome pelo casamento. Com as mulheres a lutarem pela igualdade com o homem, começando nas que reclamavam o direito ao voto, invocando a declaração de princípios da Independência dos USA, escrita por Benjamim Franklin (1775): Todos os seres humanos nascem livres e iguais. Mulher a orientar o lar a partir da lei do divórcio. Casos históricos e públicos. Os mais cobiçados pelas pessoas que gostam do poder para controlar o que entendem (entendam ou não); os mais desprezados pelas pessoas que procuram entender que a legitimidade da autoridade está no entender com amor e sem poder... Mulher a crescer, porém, entre duas formas de perceber a feminilidade: o pensamento social patriarcal e o pensamento social feminista. Feminismo construído como um movimento, feminismo fabricado pela economia que nos governa desde 1979, essa de Milton e Rose Marie Friedman e dos seus discípulos da escola de Chicago. Escola que se estendeu pela Europa, pela África, pela América Latina, especialmente pela União Europeia que concorre com a união mais poderosa dos Estados Unidos da América. Mulher que cresce (queira ou não), dentro do pensamento (ainda muito real) apenas masculino, do tecido social que fabricamos. Mulher a crescer e a deitar culpas ao homem que a enclausurou, que a reduziu a uma reprodutora dele próprio e das suas crianças. Mulher que cresce sem o norte milenário do pensamento masculino, introduzido no seu pensar faz trinta anos, ou mais. Pensar que não tem tido outra prática que a de orientar o lar porta adentro. O homem a governar de porta afora. Fêmea crescida à pressa, ao som da economia que faz dançar os acordes da conta bancária, dos juros, do carro a comprar, das jóias a exibir (sempre que necessário), do preço do dinheiro, do valor do que sabe fazer e que aprendeu, de forma nova, dentro do seu grupo social. Mulher masculinizada com esta gestão da concorrência das ideias patriarcais que agora também possui. Ideias a bater na antiga forma patriarcal Ocidental e Oriental. Mulheres a crescer e a mudar de forma e maneira, que nós homens, e várias mulheres ainda, acabam por não entender como merecem. Nem eu, que tenho observado e estudado o caso, com as já citadas autoras. Que, como pai e marido, eu próprio, ficara sempre imbricado no meu entender cultural da vida, traído pela educação que nos foi transferida desde a infância. A nós, em plural por ser para seres humanos, macho ou fêmea. Nós, os de todos os sexos e orientações. Filiação a dar origem a uma infância que percebe melhor por não ser geração de transição, como a nossa, entre a igualdade ou desigualdade entre homem e mulher.
3. Machismo a tremer.
Um conceito delicado, este de machismo usado no presente texto. Machismo é um sentimento que gosto de definir como o de mandar nas emoções da pessoa que se penetra, seja física, seja idealmente. Com o corpo ou com as ideias. Sentimento de dominação do espaço social e dos afazeres. Comando sobre a lei costumeira e a lei positiva. Sentimento necessário, como o etnocentrismo, de pensar que somos os melhores, os que mais sabemos, os que entendemos o contexto e o definimos. Machismo, conceito aplicável a toda a idade e a toda a relação entre seres humanos, quando há um ser que diz e define a lei da família, e outro que deve ver, ouvir e calar. O machismo que treme, porém, não é o masculino do homem. É o masculino da economia que nos vê agir e manda nos nossos comportamentos. Os homens, habituados como estão à forma patriarcal do comportamento social, ficam perdidos. Bem gostamos de ser gentis e sedutores, oferecer flores e carícias, visitar, convidar, apalpar… A resistência é dura por ser a sedução um comportamento distribuído de forma igual entre as pessoas, machos ou fêmeas. Essa distinção acabou… Até é difícil, num texto como este ou noutros semelhantes que tenho escrito, diferenciar entre homem e mulher. Entre heterossexual, bissexual, andrógino, efeminado e outras classificações semelhantes. Desde 16 de Setembro do ano 2000, dia em que a Holanda aprovou a lei do matrimónio entre pessoas do mesmo sexo, lei justa e largamente esperada por tantos e em tantos países, como invoca o jornal que a anuncia, o machismo deixou de ser o privilégio dum sexo para passar a ser um conceito passível de ser aplicado a todos os que, na relação emotiva, comandam sem autoridade e com força subversiva. Este é o machismo que levou muitos seres masculinos a perderem as pessoas femininas das suas vidas, por não terem entendido a liberdade real que essa pessoa companheira merecia. Pessoa companheira que não entendeu essa liberdade; não entende como a utilizar. Não entende como acompanhar e completar o outro ser que, no seu ver, a limita, a fecha e a abandona em casa. A viver essas horas mortas de criar uma pequenada que mama, come, chora, procura formas para explorar a vida. Meios que apenas encontra no adulto que fica com essa criança, em casa, seja um ela ou um ele; seja uma mãe, um pai; sejam duas mães, dois pais, avôs, uma empregada ou nana. O machismo está a tremer e a crescer dentro de toda a população dos Estados Ocidentais, enquanto nós machistas, ficamos sós e desamparados. O sentimento social mudou e nós, os adultos de hoje, criados na infância de ontem, não sabemos qual o modelo para nos orientar ou para dar apoio à geração seguinte, essa que pede conselho e começa a ser tão patriarcal, meninas e meninos, como nós adultos e os nossos ancestrais...Qual é o comportamento adequado que podemos dar? Será preciso reler Tomás de Aquino, Adam Smith e Milton Friedman? Autores por tantos ignorados e, no entanto, por todos praticados, saibamos-lo ou não.
4. Coda final.
Será que o leitor vive este sentimento? Sentimento que é um feito observado por mim durante trinta anos em Continentes e gerações diferentes. Gostava de lhe dizer que as temáticas sobre a emotividade do nosso Século XXI são muito difíceis, são apenas uma exploração do agir da transição que começa a aparecer junto de nós. Nos tempos da nossa juventude e da nossa maturidade, o comportamento machista é um elo central para analisar e entender as crianças: ficamos a saber mais de nós, dos nossos aparentes fracassos individuais e do seu contexto. Factos resultantes apenas de uma mudança na forma de ser, no acontecimento do dia-a-dia, das formas de amar, das formas de gerir os raros recursos que a economia nos permite. Há quem diga que é o Governo, há quem diga que é o Diabo, ou Deus. Ninguém quer ver dentro de si para entender que a História mudou e alastrou-se à individualidade. Mudança normal quando lemos sobre o passado, difícil de entender se na nossa época. Essa que nos faz forma e reforma. A filiação das nossas crianças é heterogénea. Apenas cabe aceitar. Sem raiva. Como essa mulher da minha história, que um dia, no começo dos anos setenta, me dissera, gritando no meio das outras analisadas: quem me dera que a minha casa desaparecesse, que as suas paredes esbatessem e eu pudesse vir para rua...a fazer...o quê? Não sei, mas deixar esse lar que me asfixia. Era a mulher do meu amigo inquilino Ventura Galván, Rosa, da expropriada fazenda de Huilquilemu, perto de Pencahue, em Talca, Chile, sitio estudado por mim e feito livro. Mulher que foi para a rua, e na rua ficou só. A aprender até hoje, como viver a vida gerida por ela, sem mais ninguém. Só. No dedilhado da forma musical das suites de Bach, com som de fandango. Queira o leitor responder…
Raúl Iturra
Instituto Superior de Ciências do Trabalho e da Empresa ou
Instituo Universitário de Lisboa
ISCTE/IUL/Lisboa
Revisto e adequado ao acordo ortográfico em 27 de Novembro de 2013
Amâncio, Lígia, 1994: Masculino e Feminino. A Construção Social da Diferença, Afrontamento, Porto.
Aquino, Tomás de, (1267-1273) 1969: Suma Teológica, University of Nôtre Dame, Indiana.
Bourdieu, Pierre, (1998) 1999: A dominação masculina, Celta, Lisboa
Friedman, Milton e Rose, (1979) 1980: Liberdade para Escolher, Europa -América, Lisboa.
Franklin, Benjamín, 1775: Declaration of Independence, varias edições.
Iturra, Raúl, 1972: Elementos para el Estudio de la Movilización Campesina, CEAC, Universidad Católica de Chile, Talca.
2000: O saber sexual das crianças. Desejo-te, porque te amo, Afrontamento, Porto
Junho, 2000: Os meus pais não são pessoas, in A Página da Educação, Profedições, Porto.
Joaquim, Teresa, 1983: Dar à Luz, Dom Quixote, Lisboa
1997: Menina e Moça, Fim de Século, Lisboa
Nunes, Berta, 1997: O Saber Médico do Povo, Fim de Século, Lisboa.
Smith, Adam (1776) 1874: An enquiry into the nature and causes of The Wealth of Nations, Murray. A., Londres. Há versão portuguesa pelo Instituo Gulbenkian de Ciência
Entrei na sala de aulas. Era o meu dia de proferir uma lição. A lição da semana. Não olhei para sítio nenhum, conforme meu hábito, nem falei. Distraia-me. Distrair-se no começo da elocução, era um pecado. Um grave pecado. O meu dever era ensinar. Para ensinar, deve-se estar concentrado.
Todos o sabiam e por isso não me falavam. Era sabido por todos que no meio da conferência, ia parar, calar e dizer, caramba, estava tão dentro dos meus pensamentos, que me esqueci de cumprimentar. Todos riam. Mas ninguém falava. Conhecido era que qualquer frase ia danar-me, perdia o fio da memória, esquecia a frase seguinte. A prova era dura. Era meu costume enviar as habituais seis páginas da temática que ia proferir, vários dias antes.
Todos liam e sabiam do que eu ia tratar. Carregado de textos, enquanto falava, procurava citações em livros sinalizados por mim com pequenos colantes amarelos escritos com a ideia central para desenvolver ao longo de 45 minutos. Nenhum minuto mais, nenhum minuto menos. O título da aula era a minha hipótese, e os pequenos colantes que marcavam diversos sítios dos vários textos, as ideias substantivas para provar a central. Esses 45 minutos voavam como borboletas, com os meus olhos fixados em cada flor que ai estava. Olhava-as, mas não as vias. Bem sabiam as minhas borboletas que um pequeno sussurro delas, encurtava o meu pensamento e não ia saber como continuar. Cada dez minutos, contava uma anedota para aligeirar a lição e aliviar a forçada concentração a que as obrigava. Borboletas femininas, borboletas masculinas, de curta idade, à tarde e à noite, adultos que trabalhavam durante o dia e apareciam às 18.15 – a minha lição devia começar às 18, mas eu dava quinze minutos de tolerância, porque, em hora de ponta, as deslocações eram cumpridas e pesadas, porque um café para estarem acordados, porque um queque para entreter a fome. Porque a conversa de corredor era obrigatória. Porque milhares de motivos entretinham as minhas borboletas.
Aprenderam dois factos: que a hora era a hora; e as temáticas: era a aula escrita antes, era o seminário que se seguia, era a tutória no gabinete com leitura prévia, o texto escrito era entregue previamente, debate entre quatro, e o seminário final do segundo tempo de aula no decorrer da semana. Eram cento e quinze minutos comigo em silêncio e dois ou quatro falavam ou liam os seus trabalhos. Cansados já do trabalho do dia, mandava desmobilar a sala para confrontar as borboletas e nesse olhar profundo e palavras ao ouvido do outro, e exposição decorria em trinta minutos, sempre interrompidos por mim para acordar os dormentes e cansados trabalhadores estudantes.
E um dia, eu fiquei distraído. Levantei os olhos e vi-a. No fundo da sala, toda penteada e séria, sem se distrair do que se falava, sem falar com a companheira de bancada, ouvia fixamente. Dentro do recinto de aula. Lá, fora, no corredor, não era comigo, não ficava para conversas, também devia eu falar o dia todo. Era um docente trabalhador, por causa das infindáveis reuniões, de inacabáveis reuniões do Conselho Científico, do Departamento, do Pedagógico, tantas, que eu ficava farto.
Mas nesse dia, levantei os olhos, e vi-a, era semelhante à mulher dos meus sonhos: elegante, esguia, bem vestida, séria dentro do recinto de aula, sempre a rir no corredor e a contar anedotas. Esqueci-me da frase seguinte e tive que improvisar. Os olhos da cor do mar, o corpo esguio, o bem penteado cabelo, a simpatia do olhar, o silêncio persistente no dia de aula, cativaram-me. Mas, o meu lema: há discentes e docentes e o único laço que os une é o do saber. Ou não se cumpre com o dever. Era uma alegria vê-la ai todas as terças e quintas. O ano findou, o tempo passou, ia eu morrendo e os meus antigos orientados fizeram a festa dos livros de Raúl Iturra. Ela estava só, mas presente. Comprou um livro meu, reconheci-a, agradeci a mensagem semanal que aparecia no meu computador e convidei-a para casa sob o pretexto de consultar ideias minhas para o meu novo livro. Desde esse dia, nunca mais faltou, reescreveu o meu mau português gramatical, continuou com outros textos meus e aprendi a escrever.
Tão linda e sedutora, que me foi impossível não colar a foto neste texto, que, de certeza vai fixar.
Temperamento? Às vezes feliz, outras em sofrimento. Mas esse mês de Junho de 2009, em que fui escrever para sua casa, ficaram, para sempre na minha alma.
Nada eu pedi, tudo me foi dado. Era e é um poema de mulher, a mulher dos meus sonhos… A imagem fala por mim. Há que dar tempo ao tempo para estarmos em Junho outra vez e na sua casa… com esse sonho de mulher, cruzando o rio e a ser esperado… com um riso permanente…que alegra a minha vida.
Talvez nem fixe o texto, é para ela. É melhor a surpresa do luso português iturriano como é denominado, e a surpresa de se ver na net, em breve… esse sonho de mulher…
No dia Internacional da mulher, dia que, para respeitar os mandos, fez-me escrever um texto no dia prévio e a noite…com essa imagem sempre comigo.